Diseño (pre)industrial

Dibujo de la lámpara Cestita. Miguel Milá, 1962.

“Cuando empecé, todo había que diseñarlo de nuevo”
En los años cincuenta, el surtido de mobiliario moderno para amueblar una casa en España era escaso, pero no siempre había sido así. Durante la República, arquitectos como Luis Feduchi en Madrid (edificio Capitol) o los integrantes del GATCPAC en Barcelona ya habían dado a luz algunos artículos que recogían las doctrinas de la Bauhaus alemana. Milá recuerda: “En España apenas había industria cuando, en los años cincuenta, empecé a trabajar y a diseñar; así que, cuando me dijeron que lo que yo hacía era diseño, supe que no podía ser industrial”. Quizá no pudo serlo de inmediato, pero empezó a serlo poco después. En 1956, una tía de Miguel, Nuria Sagnier, le encargó amueblar su estudio. Entre las soluciones aportadas destaca una lámpara “que pudiera hacer luz indirecta y directa, iluminar el espacio y la lectura, convertirse en muchas si se bajaba y subía la pantalla”. Esa lámpara es la TN, embrión de la TMC y la TMM, ambas de 1961 y que constituyen la primera etapa en la carrera de Milá, así como un breve compendio de sabiduría aplicada al diseño industrial. La acogida entusiasta que recibió la TN entre sus amigos derivó en una primera producción en serie y en una mejora posterior del producto, que cristalizó en el modelo Previa.
En 1957, Milá funda la versión adulta de Tramo para producir sus propias creaciones, unas piezas diseñadas para suplir las carencias con las que se encontraba en su trabajo de interiorista. También comienza a intervenir en iniciativas empresariales pioneras, como Polinax, fundada por su hermano Leopoldo, o la tienda y editora de muebles GRES, que abrieron las empresarias Montserrat Tayà, Montserrat Tort y Mª Rosa Ventós en 1958.
Son unos años en los que Milá traza iconos perdurables del diseño industrial español, desde la lámpara Cesta (1962), pasando por la mesita apilable MMS (1963) o unas pinzas para hielo (1965), hasta la chimenea A14 (1977).