Elegancia

Según los distintos cánones de belleza a lo largo de la historia, una espalda recta y una postura erguida se han considerado rasgos de distinción. Las personas con una buena postura y con grácil movilidad proyectan elegancia, seguridad en sí mismas, confianza y dignidad. 

Las maniquíes representaban lo que se consideraba el referente de elegancia en una clienta de alta costura. Mantenían una postura erguida, una mirada distante, hacia el horizonte, mientras recorrían el salón a un ritmo acelerado portando en la mano el número del modelo que exhibían. Esta actitud se subrayaba mediante el tocado, gracias a una precisa colocación mediante peinetas y alfileres. Parte del éxito radicaba en que las clientas apreciasen las proporciones y la elegancia del modelo, y se visualizasen con el tocado en uno de los muchos eventos de su vida social. 

En la creación y elección de un sombrero es importante tener en cuenta la armonía entre la forma de este, el conjunto y el rostro; sin olvidar los colores y su brillo en relación con la cara, el cabello y la tonalidad de la piel. El equilibrio entre el ala y la corona, entre sí y respecto al conjunto, es otro aspecto que refuerza la elegancia, al igual que la simetría en la colocación del tocado respecto a la línea de los ojos y a la de los hombros.