Exuberancia
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Casquete. Cristóbal Balenciaga. 1961. MDB 13.673. Fotografía: Vicente Paredes
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Tocado. Cristóbal Balenciaga. 1950-1959. MDB 13.674. Fotografía: Vicente Paredes
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Casquete. Cristóbal Balenciaga. Anys 60. MTIB 109.937. Fotografía: Vicente Paredes
Los sombreros de Balenciaga se distinguen por el uso novedoso y atrevido de materiales, colores y ornamentos, junto a una técnica artesanal extremadamente perfeccionista, que se puede percibir claramente en el acabado de las obras, así como en un conocimiento exhaustivo de la anatomía de las clientas y de los tocados que mejor enmarcan un determinado rostro o, incluso, una expresión.
El color se debe combinar con los materiales, ya que estos pueden enfatizar sus características, matizarlo o armonizarlo. La luz incide sobre la combinación de material y color, generando reflejos en el raso tornasolado, en los bordados y en algunas rafias; provocando transparencias en algunas pajas finas, tules y velos; absorbiendo la luz, como en los terciopelos, el plumón de cisne y en algunos fieltros… En muchos casos, la exuberancia en el color se debe a su intensidad, pero también a la ausencia de color, en el caso del empleo del blanco, mientras que la delicadeza extrema y la sutileza se reflejan en algunos colores pastel, como los verdes agua o los rosas suaves.
Los colores de los sombreros armonizaban con los conjuntos o bien eran completamente dispares u opuestos. En general se trataba de sombreros monocromos y excepcionalmente, con más de dos colores. Balenciaga dijo que un modisto debía ser "virtualmente científico en la selección del colorido”.