Josep Puig: «El diseño todavía tiene terreno para implicarse en diferentes ámbitos de la sociedad»

La vida profesional de Josep Puig ha girado siempre alrededor de su pasión por el diseño de producto, uno de los temas más palpables en las exposiciones permanentes del Museo del Diseño. Precisamente una de sus creaciones, Sticks Fork, es protagonista de la exposición «Tapas. Spanish Design for Food ».

Cuando habla de diseño industrial, sin embargo, no lo hace solo desde la vertiente teórica, sino también desde la que pone en práctica en su estudio Puig[i]CabezaDesign. Actualmente, combina su profesión con la formación (como docente y como alumno) y es codirector del Máster en Diseño y Desarrollo de Producto de ELISAVA.

Después de más de 30 años de trayectoria, 16 premios y decenas de publicaciones y exposiciones a sus espaldas, ¿con qué momento profesional se quedaría?

Con el momento actual. Dispongo de la experiencia y la perspectiva para compatibilizar con tranquilidad la actividad profesional y la actividad docente. Ahora, ¡incluso vuelvo a estudiar!

Más allá de la dirección del máster en ELISAVA, ¿en qué otros proyectos se encuentra embarcado ahora mismo?

A nivel profesional sigo ofreciendo servicios de diseño y asesoramiento para empresas del sector del equipamiento para instalaciones y componentes electrónicos para el hogar y el sector terciario. Recientemente me he incorporado al sector del material escolar con el diseño de mochilas.

Trabajo en dos temas de investigación: uno sobre la historia del diseño del material de montaña en Cataluña (por afición propia) y el otro sobre los precedentes y evolución del diseño experimental en nuestro país, este último en el marco de un trabajo de fin de máster. Estoy cursando el MUDIC en ELISAVA de cara a realizar posteriormente el curso de doctorado.

Miquel Milà considera que el «diseño está listo cuando emociona». ¿Qué añadiría?

No hace falta añadir nada más.

¿Cuál cree que ha sido el diseño de producto que más ha impactado a la sociedad en la última década?

Sin lugar a dudas, el smartphone; y más concretamente el iPhone.

Y hablando de diseño de producto, en el Museo contamos con varios ejemplos, como la aceitera Marquina. ¿Cuál debería ser imprescindible en cualquier casa?

Este año se celebra precisamente el centenario de la empresa ROCA, por ello creo que un sanitario o un grifo de la línea de trabajo ROCA son un buen ejemplo de la tipología de productos imprescindibles.

Ha dirigido el curso que tiene por título el mismo nombre que nuestra última exposición, «TAPAS, Spanish Design for Food». ¿Cree que el binomio cocina-diseño es una tendencia pasajera?

En absoluto, no creo que sea una tendencia pasajera sino que es un ámbito en el que nuestro diseño y nuestra producción se pueden consolidar fuertemente. En según qué sectores, probablemente ya no estaremos nunca en los primeros lugares —hablo en sentido colectivo o como marca de país— pero en este creo que sí: tenemos una fuerte tradición, unas materias primas propias de calidad, talento para el diseño y para la cocina. ¡Crucemos los dedos!

Finalmente, una pregunta de futuro. ¿Cuál es el futuro de la profesión de diseñador?

Creo que se ha alcanzado una cierta normalización del diseño como profesión, pero todavía tiene terreno para irse implicando más en diferentes ámbitos de la sociedad. El problema puede surgir si se produce una sobresaturación y que el diseño tenga que dejar de hablar de diseño. Todo dependerá de cómo se gestione.

 

Esperamos que Josep Puig visite la exposición de «Tapas. Spanish Design For Food» en el Museo del Diseño. ¡Nos interesa mucho su opinión!

Ajuntament de Barcelona