Confort urbano

Banco Harpo. Fotografía: Claudia Maurino

Interior de los vagones de metro de Barcelona de la serie 2000 diseñados por Miguel Milá, 1996
“Un día, por la calle, vi que a un hombre mayor le costaba levantarse de un banco demasiado bajo. Tomé nota y diseñé uno para que los abuelos se levantaran con dignidad”.
El banco Neoromántico es una pieza esencial del diseño de mobiliario urbano español, presente no solo en calles y plazas de muchas ciudades del país, sino también en espacios urbanos de Europa y América del Norte que han sido reorganizados a partir de esta pieza. El éxito no es casual y responde a la reflexión atenta de Milá “sobre el uso, la función, la necesidad y los hábitos” de las personas en su relación con el mobiliario de la calle, y de este como vehículo de convivencia: “Creo mucho en el banco como elemento de comunicación; cuando te sientas en un banco, ya te obligas a decir ‘buenos días’”. Como suele pasar con las piezas de Milá, esta es una progresión del banco romántico que había diseñado en los años ochenta. A su vez, la síntesis realizada con el primer Neoromántico (1995) fue sometida a una depuración ulterior en el Neoromántico Liviano, que sustituía la madera por aluminio y, de esta manera, reducía el peso y los costes.