Cómo llamar a la acción colectiva

El lenguaje gráfico fue una de las herramientas para difundir e impulsar las transformaciones sociales en curso. Los muros de las ciudades se cubrieron de carteles de gran formato y múltiples colores promoviendo el programa político, la cultura y la educación popular.

Las piezas diseñadas por Vicente y Antonio Larrea, Luis Albornoz, Ximena del Campo, Waldo González, Mario Quiroz y el Taller Gráfico de la Universidad Técnica del Estado, entre otros, dieron forma a un imaginario que se desplegó ampliamente en las calles. En términos gráficos, este se caracterizó por la iconografía de sus coloridas ilustraciones, el alto contraste de las fotografías y la evocación al trazo latinoamericano. En cuanto al trabajo de texto, destaca el uso de tipografías transferibles y la rotulación. Para producir las piezas se utilizó impresión serigráfica y offset, lo que permitió contar con un gran número de copias en diversas tonalidades.

Estos elementos modularon un conjunto de símbolos de gran pregnancia, que mantuvo un diálogo fructífero y complementario con el lenguaje de las brigadas muralistas callejeras. La producción de carteles tuvo un papel clave en la creación de un sistema visual propio. El sistema se reflejó en distintos formatos, espacios y usos. Su objetivo era comunicar y difundir los principios del proceso revolucionario, al tiempo que ayudaba a construir una identidad visual acorde con una sociedad igualitaria.