Cómo promover la música popular

Desde mediados de los años sesenta, el movimiento de la Nueva Canción Chilena compuso melodías y letras que se identificaron estrechamente con la izquierda y se convirtieron en la estética sonora de la Unidad Popular. Este movimiento de renovación folclórica y reivindicación latinoamericana creó música directamente vinculada a la realidad popular del país. Su compromiso político hizo del canto una herramienta de liberación y denuncia sobre las condiciones de vida de la clase obrera.

Cantautores como Violeta Parra y Víctor Jara y grupos como Quilapayún e Inti-Illimani fueron algunos de sus representantes. La musicalización de poemas de Pablo Neruda, así como la composición de piezas para campañas políticas, dieron origen a auténticos himnos culturales.

La Discoteca del Cantar Popular (DICAP), perteneciente a las Juventudes Comunistas de Chile, fue el principal sello discográfico para difundir la Nueva Canción. El diseño gráfico jugó un papel fundamental en su visibilización y popularización. La discográfica también realizó conciertos en fábricas, sindicatos y barriadas. DICAP encargó a la Oficina Larrea el diseño de su logotipo, carteles, carátulas e interiores de discos. El resultado fue un lenguaje visual diverso y original, que potenció la producción discográfica local y ayudó a contrarrestar el control de empresas multinacionales.

En paralelo a funcionar como sello discográfico, la Industria de Radio y Televisión (IRT) —nacionalización de RCA Victor— fabricó nuevos electrodomésticos para sustituir a las importaciones. Junto con el Área de Diseño Industrial del INTEC, desarrollaron proyectos de tocadiscos populares.